Es el método que se debe de utilizar ante inundaciones masivas de archivos y bibliotecas. Consiste en congelar rápidamente los documentos o libros afectados para reducir la distorsión física y la contaminación biológica, deteniendo, al mismo tiempo el sangrado de pigmentos y tintas fugitivos; se aplica cuando el desastre es masivo, ante la imposibilidad humana de tratar manualmente y con rapidez cientos de miles de documentos. Los materiales afectados deben colocarse en congeladores lo más pronto posible después de ocurrido el daño por agua. Congelación con temperatura de 10 a 40 grados Fahrenheit para reducir la distorsión y facilitar el secado. Una vez congelado los documentos evitamos la proliferación de bacterias, la contaminación microbiana, la degradación química y la unión de las celulosas que hacen que un legajo o un libro se conviertan en verdaderos bloques de hormigón sin posibilidad alguna de restauración. Una vez paralizado los procesos destructivos del documento, por congelación, procederemos a la descongelación paulatina e individualizada de cada documento y aplicaremos la metodología adecuada para su total restablecimiento.
Fuente: Luis Duque
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