-"En un época de austeridad preguntarse para qué sirve un bibliotecario tiene inevitablemente aires de amenaza"-.
Así comienza un artículo de opinión interesante que se ha publicado hoy, 24 de octubre, en Babelia(
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/23/babelia/1445594014_418825.html) en el que se comenta los cambios que debe adaptarse cualquier profesional de la biblioteconomía a la actualidad, a la tecnología y a la gestión del conocimiento, a soportar determinados tópicos como rasgos costumbristas, austeros, solitarios y que, solo tal vez, dediquen su tiempo a leer; donde la mayor parte de los relatos, como dice el articulo, agudizan el estereotipo que hace de las bibliotecas lugares
aburridos y a sus empleados personajes secundarios, con moño o calva (según el sexo), frikis o demasiados sencillos intelectualmente, casi siempre con gafas, solitarios y de simpatía más bien escasa.
Es ilícito pensar que la verdadera vocación se base de estos estereotipos triviales. Los bibliotecarios y bibliotecarias debemos reinventar nuestro oficio en numerosas ocasiones, ser un gestor imaginativo acorde a la demanda de los usuarios, conformando tanto a estos como a los gobiernos de turno, ser un buen profesional de la información, sortear la carestía económica, adelantarnos al pensamiento de que la tecnología solo es una herramienta más, para ofrecer el mejor servicio a la animación a la lectura, a colaborar en la transmisión de los saberes y cultura de la humanidad, que otras generaciones han plasmado en papel o en recursos electrónicos y a ser guardianes de las pérdidas, robos, el préstamo ilimitado o el maltrato de los libros, a practicar la docencia y porque no, la psicología.
Y del transitar por los caminos de tópicos que podemos decir, que ya nos hemos hecho inmune a ello y que solo es importante la calidad que se ofrece en el ejercicio de la profesión con el trato personal en aras a los intereses del usuario.
Feliz día de la biblioteca!!!