viernes, 25 de marzo de 2011

Como ayudar en las tareas escolares

investigaciones científicas demuestran claramente que los niños son mucho más aptos a tener éxito en el aprendizaje cuando sus familias los apoyan activamente.

Cuando las familias leen con sus hijos, dialogan con sus maestros, participan en la escuela o en otras actividades educativas y les ayudan con sus tareas escolares, les otorgan una gran ventaja.

Que ningún niño se quede atrás, reside la promesa de incrementar las normas para todos los niños y ayudar a todos los niños a alcanzarlas. Los maestros altamente capacitados y la instrucción basada en las últimas investigaciones científicas, pueden asegurar que las mejores estrategias educativas y los programas de más alta calidad alcancen a todos los niños para verdaderamente asegurar que "ningún niño se quede atrás." Sin embargo, las horas del día escolar son muy escasas y el tiempo que un maestro le puede dedicar a un alumno individualmente es limitado. Los maestros necesitan de la comprensión y la ayuda de las familias para apoyar la instrucción que se realiza en el aula. Una de las maneras más importantes que las familias pueden usar para apoyar la educación es demostrar un interés en las tareas escolares que los niños llevan a casa y encontrar las maneras más efectivas de ayudarles con ellas.

Las tareas escolares han formado parte de la vida estudiantil desde que la educación formal comenzó en los Estados Unidos. Son muy importantes porque pueden mejorar el razonamiento y la memoria de los niños. Pueden también ayudarles a desarrollar destrezas de estudio y hábitos intelectuales que les servirán el resto de sus vidas. Hacer la tarea fomenta el buen criterio en el uso de su tiempo, los alienta a independizar su aprendizaje y responsabilizarse por su trabajo.

Ayudar a los niños con sus tareas escolares también rinde múltiples beneficios para las familias. Por ejemplo, puede proveer una avenida para descubrir qué están aprendiendo los niños en la escuela y abrir una oportunidad para la buena comunicación tanto con sus niños como con los maestros y directores.

Su interés en la educación de sus hijos puede despertar su entusiasmo y ayudarlos a comprender que el aprendizaje trae consigo muchas recompensas y vale la pena. Espero sea útil para usted y su niño.

jueves, 24 de marzo de 2011

Leer

Leer es la respiración del alma. Los ojos no son el espejo del alma. Lo que ven los ojos es el
alma. Pero ojos abiertos a muchas aristas y páginas, a muchos otros ojos, a muchas miradas.
Hay ojos en las caras y en las hojas de los libros. Nosotros somos, en gran medida, lo que
vemos de otros ojos, lo que leemos y lo que pensamos de haber leído. Los libros contienen lo
que somos. Lo que hemos soñado ser. Cuanto más leemos más somos, y menos al mismo
tiempo. Leer es darse buena cuenta de ser pequeños; un ejercicio sanísimo de humildad que nos
hace grandes. Leer es el primer paso para aprender a leernos, nosotros y ellos que somos libros
enormes, inacabados siempre. Leernos desde el principio al presente, como un diario íntimo y
necesario. Leernos para darnos cuenta de cuánto nos acerca; darnos cuenta de qué parecidos
somos y qué diferentes a la vez. Todo a la vez, porque las cosas en esta vida se dan juntas,
mezclándose como la sal en los océanos. Sólo el invento de la ciencia compartimenta la vida.
Leer para ver qué enlazado está todo, cuánto dependemos unos de otros; el mundo tiene dos
manos entrelazadas. Las causas no son unas solas. A lo largo de los dedos del mundo discurren
formaciones de causas que los libros presentan como bálsamo para el dolor de las dudas. Y
como dudas para los que no se preguntan. Leer es comprender, o al menos la vereda.
Comprender, a veces lo es todo. Es lo más parecido a Dios que he visto. Leer es la pesadilla de los fanatismos, las tijeras de las ideas únicas, de las verdades inmutables, de las verdades en
nombre de mí mismo. Leer es el paraíso ya en la tierra, voluntario, libre y personal como el
pecho de cada uno. Leer es vivir en una casa donde todo son ventanas, todo puertas a mil
caminos; los que hay y los que uno camine sin que aún existan. Ventanas a cielos que no se
acaban, que no se sabía que estaban, que lo contienen todo, donde caben todos, donde nada es
algo de alguien, porque nada es algo sin alguien.
Leer es darse cuenta de que lo único que tenemos es lo que somos. Hay quien tiene cosas y
quien se las ha vivido. Tener páginas no leídas es ya mucho tener. Se tiene la duda.
Siempre que se tengan las manos abiertas a la duda, o a un libro, se está vivo, aunque no quede
más tiempo que para querer. Leer es uno de los principios de ser, y el final de los finales.